Fecha de actualización: junio 29, 2022
Aprende que es el peritaje de un carro, la revisión que se debe hacer para comprar un vehículo usado y aprende algunos tips para revisarlo tú mismo.
Comprar un vehículo usado puede generar incertidumbre respecto al pasado que pueda tener. Por eso el reconocido peritaje vehicular es fundamental antes de cerrar la compra.
¿Qué es el peritaje de un carro? El peritaje de un vehículo es una revisión técnico mecánica que se hace a un vehículo para conocer su estado y funcionamiento en su totalidad. Por lo general se solicita cuando se va a adquirir un carro usado.
¿Qué se hace en un peritaje vehicular? El ejercicio consiste en hacer algo similar a una requisa de pies a cabeza para verificar que todo se encuentre en su punto, y que todo está dentro de lo legal e indicado.
Para hacer un peritaje no tienes que ser un experto en vehículos, pero sí necesitas uno.
Para realizar este procedimiento de tipo técnico lo más recomendable es que cuentes con el apoyo de tu mecánico de confianza.
Revisión y rendimiento del motor y niveles de aceite.
Inspección de llantas, niveles de fluidos, eficacia del sistema de frenado y estado de la suspensión.
Estado general del chasis y la carrocería para saber si el vehículo tiene partes reparadas.
Verificación del sistema eléctrico el cual corresponde al conjunto de dispositivos que permiten el arranque, encendido, funcionamiento de luces y equipos y la señalización de cualquier vehículo. Funcionamiento de accesorios como radio, aire acondicionado, limpiaparabrisas, entre otros.
En este sistema, la batería es el elemento esencial pues es la que almacena la energía eléctrica necesaria para el funcionamiento óptimo.
Estado de los vidrios, bumper, persianas, cámaras traseras o sistema de sonido.
Conocer y valorar acertadamente todos los accesorios y partes del carro para ver qué tan seguro es.
Examen del vehículo ante las autoridades judiciales para verificar que se encuentre con los papeles en regla, sin deudas, multas o pendientes legales.
Así mismo, no está demás que lo revises tú mismo.
Revísalo tú mismo. Una guía para hacerlo.
Aunque deslizarse debajo del automóvil e inspeccionar de manera minuciosa dentro del capó lo hará un profesional, te daremos una guía para detectar problemas por tu cuenta:
El área debajo de la campana debe estar libre de abolladuras y óxido.
Si ves grietas obvias en las mangueras y cinturones del automóvil, podrían estar a punto de romperse, y necesitarás una buena inversión para repararlo.
Las manchas oscuras en el bloque del motor son una gran advertencia de fuga.
Revisa los fluidos: los líquidos de frenos y de dirección asistida deben estar llenos. El fluido de transmisión debe ser rosado o rojo; si huele a quemado, podría significar un problema de transmisión.
En el aceite: ¿hay algún residuo de espuma o el líquido se parece más a la leche que al aceite? Estos son signos de fugas.
Detecta lo simple: rasgaduras o manchas en la tapicería, manijas y perillas. Enciende todo el carro y asegúrate de que funcionen las luces, los limpiaparabrisas, direccionales, sistema de audio y el aire acondicionado si lo tiene. ¿Es automático? Revisa cerraduras de ventanas, puertas y asientos.
Dale una mirada al tacómetro para ver si el kilometraje es el mismo que te indicó el vendedor del automóvil.
¿Qué buscar en el exterior de un vehículo?
Compara los neumáticos. Identifica que las llantas sean de la misma marca y que no se encuentren signos de desalineación.
Daños que se ven a simple vista: abolladuras, rayones, golpes, óxidos, parches. Son indicativos de traumas o accidentes que haya sufrido el vehículo. Por eso es imprescindible conocer el historial del vehículo.
Revisa el baúl y todas las puertas. Asegúrate de que funcionen correctamente y de que no muestren signos de óxido. ¿Huele a humedad cuando lo abres? Puede ser una señal de daños por agua.
Mira la pintura, carrocería y estado general del carro. Fíjate si hay piezas nuevas o repintadas.
Lee también: 8 tips para tener en cuenta a la hora de comprar un carro usado